miércoles, 27 de noviembre de 2013

Mi historia por qué aprendí a programar


Siempre quise empezar mi propio negocio. Después de la escuela este deseo se intensificó -  probablemente buscaba una excusa válida para salirme de la universidad estilo Bill Gates o Mark Zuckerberg. Viendo los nuevos (para ese entonces) websites Hulu y Netflix me pregunté por qué en Panamá no podíamos ver tele en este formato. Así nació la idea del futuro Hulu panameño.



Como buen estudiante de negocios, comencé armando mi 'business plan': busqué información sobre cuánto costaría distribuir este contenido y cuánto cobraría por los molestos comerciales que te aparecen en la mitad del video. Según Excel iba a ser millonario antes de los 20. Mandé mensajes a varios canales de Youtube, preguntando si les interesaba la idea. Un día el webmaster de uno de los shows más vistos en Panamá respondió diciendo que les interesaba la idea. Según yo, ya tenía el muñeco armado. Sólo me faltaba un pequeño detalle: alguien que programara el website. Después de entrevistar a varios candidatos, encontré a mi socio y lo hice firmar un acuerdo de confidencialidad para que no se robara mi ‘valiosa’ idea. Quedamos en que él comenzaría a trabajar inmediatamente.


Llegué a Panamá y acto siguiente comencé a contactar negocios que podrían estar interesados en poner sus comerciales en el website. Todo estaba funcionando como planeado: tenía un productor que le interesaba poner su contenido y compañías que estaban dispuestas a pautar en la plataforma. Mientras tanto el programador me enseñaba cómo iba progresando el sitio. Al principio me pareció que el website no estaba muy llamativo. Pensé que seguro era algo preliminar y después elaboraría los detalles. El problema es que no tenía idea qué tan atrasado estaba porque no tenía los conocimientos necesarios para evaluar la calidad de lo que estaba haciendo. Un par de semanas más tarde me dijo que había conseguido otro trabajo y me dejó colgando con mi proyecto.


Al parecer mi idea no era tan valiosa sin alguien que la implementara.  En este caso, poder programar el website resultó ser el factor determinante. Para no repetir el mismo error, antes de conseguir otro programador, tenía que aprender cómo administrarlo. Me di cuenta que si quería poder implementar mis ideas o aprovechar este tipo de oportunidades tenía que saber sobre tecnología - específicamente distinguir calidad de un producto ‘programado’. Decidí que tenía que aprender a programar si quería que dependiera de mí que los proyectos que comenzaba se concretaran.

Quise comenzar un negocio basado en tecnología y no sabía nada sobre tecnología. Concluí que esta fue la causa de mi fracaso. Decidí que, si quería mejorar mis chances la próxima vez, tenía que entender cómo funcionaban las partes importantes del negocio. Esto aplica a cualquier iniciativa: si quieres comenzar un blog, deberías aprender a escribir; si quieres ser cantante, te ayudaría saber sobre teoría musical. Identifica las habilidades cruciales para el éxito de tu proyecto y sumérgete en el tema. Obviamente esto no es una estrategia infalible, pero seguramente te irá mejor incorporándola en tu receta para llegar al éxito. Hoy en día esta estrategia es especialmente efectiva: en internet hay material disponible para volverte experto en cualquier rama del conocimiento humano - comienza con Google. No te intimides;  la única diferencia entre tu y la ‘gente que sabe’ es que ellos ya empezaron. Como dijo Henry Ford: ‘si piensas que puedes, o piensas que no puedes - tienes razón’.

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